Muchas veces cometemos el error de pensar que el hecho de ser hijos de Dios podemos jugar con fuego, pero debemos de tener cuidado ya que podemos ser quemados .
Cuando somos hechos criaturas nuevas quiere decir que nuestro espíritu se ha renovado, que hemos sido perdonados de todos nuestros pecados y hemos heredado la vida eterna que Dios tiene preparada para los que lo buscan de corazón. Pero eso no quiere decir que tu carne a cambiado, tu carne sigue siendo la misma, puede sentir los mismos deseos de antes, la diferencia es que ahora no vivimos para satisfacer los deseos de la carne, si no para agradar a Dios.
Hay momentos en donde sabiendo que somos débiles a ciertas cosas tendemos a buscarlas porque nos creemos seguros de que no volveremos a pecar la palabra nos dice: “Por eso que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en pecar” ( 1 Corintios 10:12 ) , esto quiere decir que aun nosotros que estamos en el espíritu, si nos descuidamos y no somos constantes podemos pecar.
Dios no quiere que juguemos con el pecado, no quiere que nos hagamos los fuertes como para estar jugando con la tentación, al contrario nos quiere HUMILDES que reconozcamos que lo necesitamos día a día y que no podemos solos, que si no es por Él no podemos con esta pelea por resistir esos deseos que humanamente nos invaden.
Muchas veces le fallaremos al Señor, y es importante que inmediatamente analices lo que hiciste y le pidas perdón y así tambien debes entender claramente que el fallar no tiene que ser motivo para que te desalientes, y mucho menos alejarte del Señor, al contrario esto nos enseña a que debemos ser constantes en Él, y nos damos cuenta que aun tenemos grietas que hay que reparar y reforzar con ayuda de Dios, quitemos la idea de que si ya lo recibimos ya no nos pasará nada, Dios quiere que vivamos en Él en todo momento, que sea parte de nuestra vida diaria para no dar oportunidad al maligno para infiltrarse en nuestra mente.
Seamos constantes, orando, leyendo la biblia y es importante tenerlo como cimiento en nuestra vida porque como dice su palabra:
“Separados de mi, nada podéis hacer.” Juan 15:5
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